Si la derrota en el clásico con Boca lo alejó bastante de los primeros puestos del torneo Inicial , la caída ante Newell's no hizo más que certificar que el único objetivo que le queda en el semestre es la Copa Sudamericana . El plan dispuesto para afrontar este choque con siete jugadores surgidos de las inferiores tampoco provocó la ansiada reacción que pretendía el técnico Ramón Díaz de sus dirigidos. Sí, con la derrota de anoche en el Parque Independencia se quedó a 12 puntos del conjunto rosarino que lidera el campeonato y el deseo de una vuelta olímpica en el ámbito doméstico es una utopía.
Las señales que en los meses de pretemporada se presumían positivas, se esfumaron por completo en el torneo Inicial. La imagen de Ramón Díaz desencajado frente al árbitro Juan Pablo Pompei por la controvertida jugada de Gabriel Heinze sobre Andrada es un indicador de lo que está padeciendo el riojano. La frustración se apoderó del ambiente millonario, a tal punto que Ramón, una vez más, se fue sin hacer declaraciones del estadio. Si las hizo para la Televisión Pública en esos minutos que estuvo suspendido el encuentro por falta de luz cuando el marcador estaba igualado. “Es un partido duro e intenso para los dos. Falta mucho y pretendemos ganarlo”, había dicho el entrenador. Finalmente, su deseo no se cumplió; se marchó con las manos vacías y enardecido por los fallos de los jueces.
En el comienzo de la temporada, Ramón Díaz pidió refuerzos, tardaron en incorporarse, pero llegaron y el propio entrenador había dicho sentirse satisfecho con las caras nuevas. ¿Qué ocurrió a medida que pasaron las fechas del torneo Final? Jonathan Fabbro, el enganche que siempre quiso el Pelado, desembarcó bajo la lupa por su pasado en Boca y aún no respondió a la expectativa del entrenador. Carlos Carbonero venía con buenos antecedentes de Arsenal, pero de unos pocos partidos aceptables pasó a la irregularidad en Núñez. Después de una salida enrarecida con el cuerpo técnico, Rodrigo Mora fue aceptado por el DT y volvió, pero no rindió como en sus primeros tiempos en el club. El deseo mejor cumplido para el entrenador fue la contratación de Teo Gutiérrez, un futbolista de renombre que le dio desequilibrio al ataque millonario. Con otra repercusión desembarcaron Osmar Ferreyra y Juan Carlos Menseguez; el primero jugó bastante, mientras que el otro es una incógnita.
Después de los fuertes sinsabores vividos, en el comienzo de este campeonato asomaban aires oxigenados. La ilusión parecía renovarse y se pensaba en un River protagonista en el certamen local. Pero los refuerzos de ayer son los suplentes de hoy. De los titulares millonarios utilizados anoche en esta ciudad, siete son jugadores formados por el semillero del club y seis de ellos son menores de 22 años (Vega, Pezzella, Álvarez Balanta, Lanzini, Andrada y Simeone). La excepción es Osmar “el Malevo” Ferreyra, con 30 años, que debutó con camiseta millonaria en 2003.
En poco tiempo se materializó un cierre inesperadamente adverso para River, tras 11 fechas del torneo Final. Tal vez el bajón evidenciado por River es un síntoma de que siente la exigencia. Salió de servicio demasiado rápido. La trompada le está doliendo desde que perdió el clásico. Los tropiezos pueden ser parte del aprendizaje, pero River sólo podría demostrarlo en la Copa Sudamericana, el único objetivo que le queda en pie.